martes, 24 de junio de 2008

Predicando (y dando trigo) sobre cambio global

La semana pasada he asistido al congreso de Esparc 2008, el congreso nacional que organiza Europarc-España, lo que me ha permitido volver a Galicia, siquiera de pasada, porque hacía muchos años que no la visitaba.
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El Congreso se ha celebrado en el "marco incomparable" del Parador Nacional Conde de Gondomar, de Baiona. Cuando me inscribí propuse presentar una ponencia dedicada a nuestro Programa de Seguimiento de Cambio Global en Sierra Nevada. Entonces no sabía que la conferencia de inauguración iba a cargo del catedrático de Ecología de la Universidad Autónoma de Madrid, el profesor Carlos Montes y que se denominaba, de manera provocadora: “¿Están preparadas las Áreas Protegidas para el desafío del Cambio Global?”.

Por esta razón, durante los descansos de los talleres fui retocando la presentación que me habían preparado mis compañeros Rut y Javier, para adaptarla a dicha charla y poder responder a este y otros interrogantes suscitados por Montes en su brillante, aunque un poco atropellada, disertación y aprovechar para exponer nuestra gestión al respecto, pues nuestro Observatorio de Cambio Global, como programa de seguimiento a medio-largo plazo y ejemplo de coordinación de investigadores y gestores de los espacios naturales para desarrollar proyectos de gestión activa y adaptativa, tiene mucho que ver con las recomendaciones que se hacían a los gestores de los parques nacionales y naturales y a los responsables políticos de la conservación de espacios protegidos en las diferentes comunidades autónomas.

Durante el congreso he podido conversar más detenidamente con Carlos Montes, al que no conocía directamente aunque he seguido su carrera y hace poco había leído un libro, Cambio Global, "Impacto de la actividad humana, sobre el sistema Tierra", coordinado por otro Carlos (M. Duarte), oceanógrafo e investigador del CSIC – Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados-, en el que él ha colaborado, sobre el Cambio Global. He sabido que es un enamorado de Granada y de Sierra Nevada, hemos hablado de la filosofía Zen, de los mayas, de la caída del Imperio Romano, de la interculturalidad… y me ha recomendado que lea un libro titulado Colapso que estoy buscando y que sugiero me regale alguien de los siete u once (esto es un homenaje a mi compadre Mateo) que lean esto para mi santo o cumpleaños que están cerca.

He coincidido con Carlos Montes en que es necesario (y previo), en esta batalla, la descontaminación mental, y en que hay que colocarse ya en el escenario de la adaptación al cambio global (he utilizado en mi charla una escena de una película de Charles Chaplin que tanto le gusta a mi amigo Ángel Gallego, en la que el barco se está balanceando y el genial actor se entretiene en barrer la cubierta, como imagen gráfica de la situación en la que podemos encontrarnos pronto los gestores de los espacios naturales protegidos), y he propuesto replantearnos el nombre de directores y conservadores en coherencia.

Me quedo con una de las citas que ilustran las tesis del profesor Carlos Montes:

“Todo cambia, nada es. Lo único que permanece es el cambio”.

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