En la Rambla del Colorado, propuse una ruta ornitológica y analicé ¿qué les ocurre a los pájaros con el cambio climático?. Finalmente hice un canto al regreso del quebrantahuesos, analizando las causas de su desaparición en Sierra Nevada.
En esta ocasión he aglutinado todas las rapaces nocturnas y he compuesto esta doble página que por algún duende informático no ha aparecido en la web del periódico.
Como en otras ocasiones he contado con dos estupendos colaboradores, dos grandes fotógrafos de naturaleza como Fernando Castro y Roberto Travesí que me han cedido las fotos del mochuelo y del búho real, dos magníficas portadas. Las otras imágenes las he tomado del Libro de Aves de Sierra Nevada y corresponden a Antonio Velázques, Javier Fuentes y Carlos Patricio, tres grandes ornitólogos.
Reproduzco el artículo en su versión original tal y como la remití al periódico:
Mochuelo con escolopendra en el pico. Fernando Castro. |
BÚHOS Y LECHUZAS
‘Las garras de la noche’
En el macizo nevadense hay presentes 7 especies de
rapaces nocturnas. Una visión adaptada a la oscuridad y un plumaje silencioso
en vuelo principales adaptaciones de estas aves a la caza nocturna.
Búho real. Valle del Monachil, 2.120 m. Roberto Travesí. |
Las
rapaces nocturnas de Sierra Nevada pertenecen a dos familias emparentadas entre
sí, las lechuzas y los búhos. Son aves de presa, dotadas de fuertes garras y
pico, de pequeñas a muy grandes, con hábitos nocturnos, excepto el mochuelo que
tiene períodos de actividad diurnos. Se caracterizan por poseer ‘caras’
redondeadas, con ojos grandes dispuestos frontalmente y algunas veces con
mechones de plumas que se parecen a ‘orejas’.
“Adaptaciones a
la vida nocturna”
La
visión se encuentra especialmente desarrollada y adaptada a condiciones de baja
luminosidad. Poseen unos ojos frontales grandes provistos de pupilas con una
extraordinaria capacidad para dilatarse y una retina con gran cantidad de ‘bastones’
que captan pequeñas cantidades de luz. Las rapaces nocturnas pueden girar hasta
270 grados la cabeza; con estos movimientos suplen la pérdida de campo de la
visión frontal y mejoran el cálculo de profundidad.
El
oído está altamente desarrollado y adaptado a la localización de presas. Los
discos faciales, una estructura en forma de corazón situada alrededor de los
ojos, actúan como antenas parabólicas que recogen las ondas sonoras que
producen los movimientos de sus presas.
La
estructura especial de su plumaje les permite un vuelo silencioso que les
permite oír a sus presas mientras vuelan. La superficie suave y acolchada de las
plumas amortigua la fricción que se produce al batir las alas. Los bordes
desflecados de las plumas eliminan además el silbido que produce el aire al ser
‘cortado’ durante el vuelo.
ESPECIES PRESENTES EN SIERRA NEVADA
BÚHO
REAL (Bubo bubo subsp. hispanus).
Es la más grande de nuestras rapaces nocturnas. De complexión
poderosa, presenta una figura imponente con su cabeza ancha, disco facial
oscuro con grandes ojos rojizo-anaranjados, ‘orejas’ desarrolladas y pico y
garras muy fuertes. Fuera de la época de cría permanece silencioso pero en el
cortejo invernal su profundo ulular es fácil de escuchar. Se alimenta de
mamíferos y aves, fundamentalmente conejo y perdiz, sin desdeñar zorros
jóvenes, ofidios, grandes ratas e incluso gatos.
Búho real. Juan Luis Muñoz |
Asciende hasta aproximadamente los 1.500 m de
altitud. Selecciona cortados rocosos, cuevas y oquedades en riscos de cualquier
naturaleza, e incluso construcciones industriales abandonadas, siempre que haya
matorral en las inmediaciones o mosaicos con cierta cobertura forestal. Está
ausente en las áreas con bosque denso y lugares excesivamente antropizados.
LECHUZA COMÚN (Tyto alba). Es la única rapaz nocturna con las zonas ventrales e
inferiores completamente blancas. Ruidosa en época de cría, sisea y chilla con
fruición cerca del nido, emitiendo un característico resoplido cuando vuela. Se
alimenta principalmente de micromamíferos, pequeñas aves y murciélagos.
Lechuza con su característico disco facial acorazonado. Carlos Patricio. |
En
Sierra Nevada no asciende por encima de los 1.100/1.200 m. Utiliza
preferentemente construcciones humanas para nidificar y descansar durante el
día, ocupando alternativamente huecos de árboles. Evita los lugares muy áridos y
las zonas abruptas de montaña.
AUTILLO EUROPEO (Otus scops subsp. mallorcae). Es el búho más pequeño de cuantos
podemos encontrar. De color pardo-grisáceo, destacan los penachos u ‘orejas’
que lo hacen más estilizado. Emite un reclamo aflautado inconfundible que
resulta muy familiar en las noches de primavera. Se alimenta de insectos (coleópteros,
ortópteros y mariposas nocturnas).
Autillo, la rapaz nocturna más pequeña. Javier Fuentes. |
En
Sierra Nevada ocupa un amplio rango altitudinal, desde las cotas más bajas hasta
los 2.550 m, donde se ha citado junto a los Peñones de San Francisco,
constituyendo la máxima altitud alcanzada por la especie en la Península. Está
ligado al dosel arbóreo, fundamentalmente de frondosas, vegetación riparia
forestal y también en zonas urbanas y bosques de coníferas. Falta de las zonas
llanas y áridas sin arbolado.
Llega
para reproducirse durante el mes de marzo y abandona Sierra Nevada entre agosto
y septiembre.
MOCHUELO
(Athene noctua subsp. vidalii). Es
un ave muy común, lo que unido a su costumbre de utilizar posaderos prominentes
y emitir reclamos, la hacen notoria. Emite un amplio repertorio de sonidos, desde
chillidos y maullidos a un profundo ulular repetitivo. Especialmente activo al
ocaso y al alba, mantiene una actividad parcial diurna aunque gusta de
permanecer descansando en algún árbol, entre los mojones de piedras cerca del
suelo o en construcciones humanas. Es insectívoro.
Se distribuye homogéneamente por Sierra
Nevada, desde el piso termo al supramediterráneo, con citas a más de 2.500 m de
altitud en la Loma del Mulhacén. Falta de zonas con bosque denso, prefiriendo
áreas despejadas que mantengan vegetación arbórea, aunque esté dispersa. Se adapta
bien a hazas, huertas y zonas de campiña, olivares, almendrales o cítricos,
aprovechando las construcciones rurales para nidificar y descansar en ellas. A
partir de octubre se dan movimientos altitudinales de las parejas que crían a
mayor altitud hacia cotas más bajas, según se van extendiendo las condiciones
invernales en la alta montaña.
CÁRABO
COMÚN (Strix aluco subsp. sylvatica). Es
el búho reproductor más escaso de la avifauna nevadense. En los estudios
ornitológicos del siglo pasado, hasta los publicados en los años noventa no se
citaba, por lo que esta especie es de ‘reciente’ llegada a Sierra Nevada.
El cárabo es objeto de un especial seguimiento como indicador biológico. Carlos Patricio. |
Ligado a formaciones arbóreas estables, su
presencia se identifica como indicador de buena salud forestal, citándose tan
sólo en bosques nevadenses maduros y preferentemente húmedos, fundamentalmente
de coníferas y frondosas (roble y encina). Sierra Nevada es el límite
suroriental europeo de distribución de esta especie.
BÚHO
CHICO (Asio otus). Posee
tamaño mediano, ‘orejas’ prominentes, tonos cremosos en partes inferiores y
plumaje críptico. Se alimenta de roedores, pequeñas aves y, en menor medida, de
grandes insectos.
Pollo de búho chico. Antonio Velázquez.
La distribución del búho chico en Sierra
Nevada es irregular y pasa fácilmente desapercibido. No se le ha localizado por
encima de los 1.300 m ni en zonas de bosque denso o muy abruptas, tendiendo a
ocupar el piedemonte y los espacios que tienen un relieve suave y formaciones
forestales laxas. En la vertiente sur se restringe al fondo de los valles
fluviales, laderas poco pronunciadas con grandes árboles aislados o formaciones
de tarajes en zonas secas y abiertas. En la vertiente norte ocupa las áreas
cerealistas, vaguadas con vegetación forestal riparia y dehesas abiertas con poca
densidad de arbolado.
BÚHO
CAMPESTRE (Asio flammeus). Difícil
de detectar, se mantiene escondido entre la vegetación hasta el atardecer,
cuando se activa con la llegada de la noche. Se reconoce fácilmente por sus
colores claros y alas largas y esbeltas con las que al volar alterna planeos y
un distintivo aleteo boyante.
Búho campestre en su posadero. Antonio Velázquez. |
No forma parte de la avifauna nevadense habitual,
pero hay citas variadas, entre los meses de octubre y abril, ligadas a zonas llanas, eriales con
vegetación alta o retamares con matorral abierto.
(+ info en “Las aves de Sierra Nevada”. Garzón
Gutiérrez, J. y Henares Civantos, I. Consejería de Medio Ambiente. Junta de
Andalucía).
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