Horas antes de que se produzca el debate del estado de la nación, quiero comunicar que me voy a hacer un hooligan, en público, de la defensa del gobierno socialista.
Ya no aguanto más. El pasado viernes ya tuve unas palabras con un compañero de trabajo que todos los días se dedicaba a martillear con algún comentario oído en Onda Cero o en la COPE, o leído en el Mundo o en el IDEAL. Los fachas de toda la vida y algunos que van de progres estilo Jiménez Lozantos pero con la malafollá local propia, han confundido que no queremos contribuir a la crispación y nuestro buen talante con debilidad y con el que calla otorga. Están dispuestos a utilizar cualquier sitio, cualquier momento para sacar pecho y pretender mearnos y yo no lo soporto más.
El detonante de la disputa dialéctica del otro día fue acerca del atentado sufrido por nuestros soldados en Líbano. De pronto escuché un insulto "fuerte" (hijo de pe como dice mi hija) a Zapatero, a todos los ministros y ya después generalizado a los 10 millones de votantes socialistas. Salí de mi despacho a reprender la descalificación y a defender con orgullo mi militancia y mis ideas (bien es cierto que en un tono un poco fuerte, entre otras cosas, porque yo tengo un puesto más alto y él no sabía que estaba escuchando). El momento fue tenso pero llevaba ya muchos días oyendo de refilón algunas sandeces (en mi presencia se cortaba el susodicho) y escuchando algunas quejas de otros compañeros de trabajo que tenían que soportar sus chistes y comentarios por no entrar en discusión (unos por ser de nivel más bajo, otros por tener un empleo más eventual, otros por entender que no era conveniente entrar al trapo).
Acababa de leer elplural.com (alimento condensado para el espíritu), y aproveché para desmontar sus argumentos (crítica al Grande-Marlaska incluida por su sectarismo), aclarar que no es lo mismo Irak que Líbano y recordar que en los ocho años de gobierno de Aznar podían haber hecho algo de lo que ahora reclama el PP. Y que si quería nos poníamos todas las mañanas a debatir pero que lo hacíamos en la hora del desayuno y que se pusiera a trabajar.
No soy amigo de las banderitas, ni de los símbolos (bueno sí el otro día fui a una boda y me puse mi pin de plata con el yunque y el martillo), pero creo que debemos salir a dar la cara y a que la gente nos vea defendernos con la palabra, con razones y juro que no me voy a achantar lo más mínimo.
Ya no aguanto más. El pasado viernes ya tuve unas palabras con un compañero de trabajo que todos los días se dedicaba a martillear con algún comentario oído en Onda Cero o en la COPE, o leído en el Mundo o en el IDEAL. Los fachas de toda la vida y algunos que van de progres estilo Jiménez Lozantos pero con la malafollá local propia, han confundido que no queremos contribuir a la crispación y nuestro buen talante con debilidad y con el que calla otorga. Están dispuestos a utilizar cualquier sitio, cualquier momento para sacar pecho y pretender mearnos y yo no lo soporto más.
El detonante de la disputa dialéctica del otro día fue acerca del atentado sufrido por nuestros soldados en Líbano. De pronto escuché un insulto "fuerte" (hijo de pe como dice mi hija) a Zapatero, a todos los ministros y ya después generalizado a los 10 millones de votantes socialistas. Salí de mi despacho a reprender la descalificación y a defender con orgullo mi militancia y mis ideas (bien es cierto que en un tono un poco fuerte, entre otras cosas, porque yo tengo un puesto más alto y él no sabía que estaba escuchando). El momento fue tenso pero llevaba ya muchos días oyendo de refilón algunas sandeces (en mi presencia se cortaba el susodicho) y escuchando algunas quejas de otros compañeros de trabajo que tenían que soportar sus chistes y comentarios por no entrar en discusión (unos por ser de nivel más bajo, otros por tener un empleo más eventual, otros por entender que no era conveniente entrar al trapo).
Acababa de leer elplural.com (alimento condensado para el espíritu), y aproveché para desmontar sus argumentos (crítica al Grande-Marlaska incluida por su sectarismo), aclarar que no es lo mismo Irak que Líbano y recordar que en los ocho años de gobierno de Aznar podían haber hecho algo de lo que ahora reclama el PP. Y que si quería nos poníamos todas las mañanas a debatir pero que lo hacíamos en la hora del desayuno y que se pusiera a trabajar.
No soy amigo de las banderitas, ni de los símbolos (bueno sí el otro día fui a una boda y me puse mi pin de plata con el yunque y el martillo), pero creo que debemos salir a dar la cara y a que la gente nos vea defendernos con la palabra, con razones y juro que no me voy a achantar lo más mínimo.
El otro día en un taxi le dije al conductor que en el precio, bastante caro por cierto, entraba no tener que escuchar la COPE y no soportar sus impertinencias. El trayecto fue muy tranquilo y llegué a casa de buen humor.
Ahora soy yo el que cada mañana va a sacar la conversación política. Hoy le ha tocado al tema de los policías absueltos por las detenciones LEGALES tras la manifestación de la Asociación de Víctimas del Terrorismo del Alcatraz ese, en la que se insultó y agredió al compañero Bono. Y he sacado el tema de los daños irreparables que produce el PP para la convivencia. He recordado el espectáculo de las esposas de plástico de los diputados del PP en el Parlamento de Madrid, las imágenes de la agresión, la dimisión del delegado del gobierno, los gritos acusando de fascista al ministro Alonso lanzados por el fascista Martinez Pujalte –él sí que lo es-. Y he dicho que no basta con pedir perdón, (que no lo han hecho ni lo van a hacer), que no serviría de nada porque la derecha en su hipocresía y en su doble moral, no tiene dolor de los pecados ni propósito de la enmienda. Pero estos graves pecados, si hay Dios, deben alguna penitencia. La mejor que podrían pagar sería la de perder las próximas elecciones e irse al infierno (bueno al purgatorio de la oposición otros cuatro años).
Mañana atacaremos con lo del juicio del 11-M que ha quedado visto para sentencia, de camino que ha muerto, judicialmente, la teoría de la conspiración.
Ahora soy yo el que cada mañana va a sacar la conversación política. Hoy le ha tocado al tema de los policías absueltos por las detenciones LEGALES tras la manifestación de la Asociación de Víctimas del Terrorismo del Alcatraz ese, en la que se insultó y agredió al compañero Bono. Y he sacado el tema de los daños irreparables que produce el PP para la convivencia. He recordado el espectáculo de las esposas de plástico de los diputados del PP en el Parlamento de Madrid, las imágenes de la agresión, la dimisión del delegado del gobierno, los gritos acusando de fascista al ministro Alonso lanzados por el fascista Martinez Pujalte –él sí que lo es-. Y he dicho que no basta con pedir perdón, (que no lo han hecho ni lo van a hacer), que no serviría de nada porque la derecha en su hipocresía y en su doble moral, no tiene dolor de los pecados ni propósito de la enmienda. Pero estos graves pecados, si hay Dios, deben alguna penitencia. La mejor que podrían pagar sería la de perder las próximas elecciones e irse al infierno (bueno al purgatorio de la oposición otros cuatro años).
Mañana atacaremos con lo del juicio del 11-M que ha quedado visto para sentencia, de camino que ha muerto, judicialmente, la teoría de la conspiración.
Así hasta las generales. A por ellos oé, a por ellos oé, a por ellos oé, a por ellos oé oé.
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