jueves, 6 de marzo de 2008

Votaré a CHAVES ¿qué pasa?

Desde muchas tribunas, públicas y privadas, se ha realizado una feroz campaña contra Manuel Chaves, actual presidente de la Junta de Andalucía y candidato socialista a la reelección, con un mensaje simplista: ya lleva muchos años. El mensaje ha ido paralelo al discurso de Javier Arenas que se ha presentado como el candidato del cambio, que además queda reforzado por la promesa de que él sólo estaría ocho años si ganara estas elecciones (y tendría que ganar también las siguientes para cumplir su promesa).

El PP y sus acólitos parecen ignorar que “el Chaves” (como ellos lo llaman en tono despectivo), ha revalidado sus mayorías cada convocatoria electoral de manera democrática, con la misma periodicidad que los andaluces han rechazado la alternativa de la derecha. En todo caso estaría más justificado que se planteara el re-cambio del que pierde de manera continuada las elecciones. Alomojó Arenas no quiere quedarse cuatro años en la oposición y aspira a huir otra vez a Madrid o quizás se queda y así tiene la campaña próxima hecha. Sólo tendrían que decir "hay que echar a los socialistas porque llevan X + 4 años de gobierno”.

Lo de ahora me toca a mí es tan absurdo y tan pobre como argumento que valdría de igual manera para Izquierda Unida o para los andalucistas que podrían esgrimir las mismas razones. Lo último de presentarse como Platanito, pidiendo una oportunidad, ya pasa de ridículo a esperpéntico.

Pero lo más grave ha sido la manera en que los militantes del PP se lanzaron a la calle con esta cantinela creando una presión a los eventuales votantes del PSOE y llegando a un literal acoso que he podido comprobar directamente sobre familiares y amigos a los que se les ha insultado por tener una simpatía o fidelidad al PSOE. Los hooligans del PP han lanzado preguntas inquisitoriales al advertir cualquier atisbo de desafección a sus mensajes de necesidad de cambiar a Chaves, y de que ellos representen ese cambio.

La derecha ha cometido el error, otro error, de convertir esta campaña en un balance que va más allá de los últimos cuatro años. Esta última etapa ha sido muy positiva para Andalucía, entre otras cosas, porque ha contado con el apoyo del gobierno de la nación, con el respaldo de Zapatero. Arenas ha querido hacer recuento de los últimos 25 años de Andalucía. Y ahí sí que no hay duda. Andalucía está mucho mejor desde su autogobierno desde aquél 28-F (entre otras cosas porque como dice Serrat bienaventurados los que están en (vienen de) lo hondo del pozo porque sólo les cabe ir mejorando).

Tan es así que Arenas, en estas elecciones, ha tenido que matizar su discurso público y ha puesto el acento en que quiere Cambiar a mejor (aquí el error de la derecha es además gramatical). Mejorarlo todo, la educación, la sanidad, el empleo… Parece que el suma y sigue del PSOE, (el símbolo + con tres puntos) lo ha convertido Arenas en: y yo tres huevos más, pero sólo ha apuntado una idea para llevarlo a cabo: hay que cambiar al presidente (por esa poderosa razón de que lleva muchos años) por él mismo. Arenas, campeón de las derrotas, el que se fue de Sevilla (a Madrid) cuando perdió las elecciones y el que se ha ido de Sevilla (a Almería) a ganar las elecciones, (o puede que sea más bien a no perderlas del todo) es la gran alternativa.

Lo que no ha dicho todavía Arenas Bocanegra es lo que hará si vuelve a perder y se resiste a manejar esta hipótesis cuando ha sido lo más frecuente. Si se vuelve a repetir la derrota del PP aunque sea por un solo voto, por un sólo escaño, habría que preguntarse ¿Por qué no quiere Andalucía al PP? La respuesta, como en la canción, está en el viento: porque el PP no ha querido a Andalucía, ni la ha entendido, ni ha confiado en ella añadiría yo, durante todos estos años de Autonomía. Y por lo que hemos visto en esta campaña, y en la del referéndum del nuevo Estatuto de Autonomía, sigue igual, o peor.

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