sábado, 1 de marzo de 2008

A votar, a votar hasta enterrarlos en el mar

Una de las claves de esta campaña, de todas las elecciones es el porcentaje de participación. Una democracia madura debe medirse por el número de personas que acuden a las urnas a expresarse. Es curioso que la derecha española siempre sea reacia a las campañas institucionales para promover el voto, ya sea en procesos electorales como en consultas populares. Los últimos referenda (Estatuto de Autonomía y Constitución Europea) son un claro exponente. Debe ser que ellos confian en sus propios medios para llegar al electorado (al suyo) y utilizan toda su movilización a través de sus redes de influencia social, y de su amplia trama de think tanks.

En esta campaña se ha ido tomando conciencia de este déficit de la izquierda, de la diferente actitud del electorado progresista a la hora de acudir a las urnas y se han multiplicado las iniciativas para la llamada al voto. Yo me he adscrito a varias de ellas (a por el 80%, no vamos a ser menos, ellos van a votar ¿y tú? …) y no paro de intentar animar a la participación a los nuestros nuestros, a los que pueden ser nuestros y a los que deben ser nuestros. (Yo me entiendo).

Me ha sorprendido agradablemente cómo ese mensaje ha sido captado por Víctor Capdevila y Sergio Masán y la facilidad con la que ha quedado expresado en estas viñetas denominadas Día “D”, que corresponden al material editado para el Salón Internacional del Cómic que se celebra en Granada en plena campaña electoral en esta edición.


Este mismo mensaje es el que se intuye en los espots producidos por el PSOE para la publicidad en televisión. Hay una gran diferencia de este material que sí va directo a la cabeza y al corazón de esa mayoría heterogénea y plural de la sociedad española, que representa el PSOE, frente a la uniformidad que pretende la derecha.

La mayoría progresista tiene que ver que en nuestra diversidad está nuestra identidad colectiva. No se trata de renunciar a nuestras diferencias sino de sumarlas, integrarlas en un proyecto colectivo ilusionante y ambicioso.

Ahora Gabriel Elorriaga, responsable de Comunicación del PP ha desvelado lo que ya muchos sabíamos: que el PP ha puesto su objetivo principal en desanimar al electorado progresista más que en buscar su voto. El truco del PP para ganar en esta recta final es buscar la abstención. La crispación y la confrontación han sido la base sobre la que se monta ahora esta estrategia.

¿Ha sido un error contarlo? No lo creo. Es arriesgado pero estoy convencido que ha sido una manera indirecta y eficaz de hacerles llegar el mensaje a su disciplinada y movilizada militancia. Igual que los exagerados mensajes sobre la situación económica, la inseguridad ciudadana y los inmigrantes o los ya manoseados del terrorismo y de la unidad territorial. El PP no puede a estas alturas hacer otra cosa y me temo que ya no saben pensar ni decir otras cosas.

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