A raiz de la filtración de la "confesión" de Zapatero a Iñaqui Gabilondo, tras la entrevista en al presidente en Cuatro, de que iba a poner más tensión en esta campaña electoral en los próximos días, los voceros del PP han encontrado un filón con el que acusar a ZP y al PSOE de ser los responsables del clima de confrontación de esta legislatura. Habló quien pudo señor embudo.
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Los que antes se reían de Bambi o sosoman por ser muy blando ahora quieren acusarlo de provocador y radical. Con ello pretende redimir y purgar su pena. Hemos visto aprovechar el tema a la Espe (qué graciosa la jodía que diría Doña Rogelia), al Acebes (qué desgracia para él tan religioso y con esa cara -qué es el espejo del alma- de demonio) y al mismísimo Rajoy, que se ha postulado como el candidato de la concordia y la tranquilidad. Manda huevos que diría Trillo, (sí hombre, el del Yak, el de enterrarlos pronto aunque vaya una pierna de uno y la mano de otro, sí tío, el de "Viva Honduras", quiero decir "Viva El Salvador"). Lo que hay que oir y que ver.
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Los del PP están henchidos por las encuestas que los sitúan en empate técnico porque eso avala su estrategia dura de estos años. La derecha extrema, Aznar y los suyos, pretende legitimarse con una victoria, o incluso con una derrota dulce que les permitiera continuar el acoso y derribo al gobierno. Ya buscarán a quién echarle la culpa esta vez.
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Estos hooligans, neocons, confunden tensión=presión (lo saben los estudiantes de conocimiento del medio de infantil, de física de la ESO) con confrontación, bronca, descalificación e insultos que es lo que ha hecho el PP estos cuatro años. Es como si el entrenador de un equipo hubiera dicho a su equipo que quería pressing en todo el campo en los diez últimos minutos de un partido muy igualado y el otro equipo quisiera aprovechar para justificar las numerosas patadas que ha dado durante todo el partido.
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Pero pedirle al PP juego limpio es como pedir peras al olmo.
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