He estado unos días, por primera vez, en China. Una breve escapada a las dos grandes ciudades chinas, Beijing y Shanghai, y sus alrededores, pero suficiente para tomarle el pulso al gigante chino, para echarle un vistazo al momento que vive este milenario país, y para hacerme un idea de cómo es la vida, la gastronomía, la arquitectura o la gente de este lugar.
Lo primero que me ha llamado la atención es el funcionamiento del modelo de economía capitalista en un país comunista (o al menos en un sistema totalitario, no democrático). En el mundo urbano chino no hay, en apariencia, grandes diferencias con las ciudades del mundo occidental. Calles llenas, (muy llenas), de coches, bloques enormes de pisos, circunvalaciones primeras, segundas, terceras… Bullicio, muchas luces, comercios, restaurantes, ruido.
Señalaré algunas diferencias sutiles como que los colores de los semáforos son sólo a titulo indicativo o que los pasos de peatones están ahí, sí, pero no se respetan por los coches ni por las personas. Bicicletas quedan pocas pero sólo para los muy, muy pobres o bien para una incipiente y escasísima élite concienciada ecológicamente o por esnobismo.
Por las calles y monumentos que hemos transitado hemos visto muchos chinos y chinas, yo he contado millones, lo que me hace dudar de las cifras oficiales, pero a diferencia de lo que me impresionó en EEUU que había gordos y gordas por todas partes, no he visto ni una sola persona obesa entre los autóctonos lo que puede deberse a la alimentación y al ejercicio y juegos que hacen. Es habitual ver en parques a personas haciendo tai chi o jugando con cintas, con diábolos, trompos u otros artilugios.
Entre los jóvenes estos hábitos se están perdiendo y cada vez más tienen costumbres y alimentos más “occidentales” por lo que aventuro que en pocos años estas diferencias irán desapareciendo desgraciadamente.
He contado en unas cuantas entradas cómo me ha ido el viaje, a manera de agenda de cada día; lo he ilustrado con fotografías para ambientar los comentarios y las he dejado colgadas en su respectiva fecha, en mi blog para mi recuerdo, para quien quiera saber un poco más de China (de la China que yo he visto) y para quien pueda serle útil mi experiencia.
Lo primero que me ha llamado la atención es el funcionamiento del modelo de economía capitalista en un país comunista (o al menos en un sistema totalitario, no democrático). En el mundo urbano chino no hay, en apariencia, grandes diferencias con las ciudades del mundo occidental. Calles llenas, (muy llenas), de coches, bloques enormes de pisos, circunvalaciones primeras, segundas, terceras… Bullicio, muchas luces, comercios, restaurantes, ruido.
Señalaré algunas diferencias sutiles como que los colores de los semáforos son sólo a titulo indicativo o que los pasos de peatones están ahí, sí, pero no se respetan por los coches ni por las personas. Bicicletas quedan pocas pero sólo para los muy, muy pobres o bien para una incipiente y escasísima élite concienciada ecológicamente o por esnobismo.
Por las calles y monumentos que hemos transitado hemos visto muchos chinos y chinas, yo he contado millones, lo que me hace dudar de las cifras oficiales, pero a diferencia de lo que me impresionó en EEUU que había gordos y gordas por todas partes, no he visto ni una sola persona obesa entre los autóctonos lo que puede deberse a la alimentación y al ejercicio y juegos que hacen. Es habitual ver en parques a personas haciendo tai chi o jugando con cintas, con diábolos, trompos u otros artilugios.
Entre los jóvenes estos hábitos se están perdiendo y cada vez más tienen costumbres y alimentos más “occidentales” por lo que aventuro que en pocos años estas diferencias irán desapareciendo desgraciadamente.
He contado en unas cuantas entradas cómo me ha ido el viaje, a manera de agenda de cada día; lo he ilustrado con fotografías para ambientar los comentarios y las he dejado colgadas en su respectiva fecha, en mi blog para mi recuerdo, para quien quiera saber un poco más de China (de la China que yo he visto) y para quien pueda serle útil mi experiencia.
ra la nueva ley del aborto, contra el gobierno de Zapatero, contra las mujeres que abortan, contra las mujeres en general, contra los que defendemos el medio ambiente, contra los que protegemos a los animales… Lo que no parece es que sea una campaña a favor de la vida porque entonces quedaría muy desacreditada por la historia actual y pasada de los que la promueven que no se les ha visto en igual actitud y despliegue para salvar vidas humanas y sí se han paseado, y han paseado bajo palio, junto a responsables de miles de muertos. Que coincida esta presunta campaña por la vida con las declaraciones del Papa diciendo que el uso de preservativos en África puede agravar el problema del SIDA puede dar risa si no fuera por los millones de muertos que hay todos los años por esta enfermedad.
a campaña publicitaria desplegada engañosa, manipuladora y maniquea, hace un flaco favor al debate público, a la convivencia social (ya se está viendo con el follón que se puede montar esta Semana Santa) y desacredita, otra vez más, a los dirigentes de la Iglesia que se alejan cada vez más de la realidad social.
nsa de la vida. Se me pasarían.
mujeres que se enfrentan a esta difícil tesitura.
mática en Groenlandia, cuyo casquete glaciar continental contiene el 10 por ciento de las reservas de agua potable de la Tierra, la segunda mayor reserva mundial".
ara que se destruya gran parte de la selva amazónica.




